Aragón es la cuna de la Garnacha. Probablamente sea la variedad que aporta más identidad al vino aragonés, con más de 15.000 hectareas de viñedo plantadas en todas las regiones vinicolas del territorio, más del 25% del total de garnacha plantada en España. Es una variedad muy versatil capaz de elaborar desde tintos fragantes y repletos de fruta, rosados aromáticos, vinos dulces o incluso espumosos. La uva Garnacha se adecúa perfectamente al clima aragonés, adaptada a la baja disponibilidad de agua de nuestra región. Las plantas son vigorosas, de racimos de medianos a grandes y bayas pequeñas y apretadas. Produce vinos aromáticos y de intensa frutosidad, con acidez media a baja. La paleta aromática es muy amplia desde las frutas del bosque, especialmente frutas rojas, o los recuerdos de monte, de hierbas aromáticas. De tanino agradable y estructura fluida es probablemente una de las variedades más versátiles de nuestro país.