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Raúl Igual, mejor sumiller de España 2010 y 2021

«La garnacha tinta es esa variedad que nos pone en valor, nuestra reina»

¿De dónde viene tu pasión por el vino?

Empecé a estudiar en la escuela de Hostelería de Teruel porque me gustaba la cocina y la pastelería, pero allí descubrí la parte de la sala, el trato al cliente y es cuando decido hacer la parte de servicios.

En cuanto al vino fue algo progresivo, comenzó cuando me fui a hacer prácticas a Zalacaín. Custodio Zamarra me introdujo en este mundo, fue una persona muy cercana, que me marcó mucho ya que enseguida me dio pie para hacer cosas y acompañarlo a catas.

Luego cuando fui metiéndome más en la hostelería, me di cuenta que tenía que ir profundizando en vinos, bodegas, preparación de cartas y ya empecé a tener contacto con la Asociación de sumilleres de Aragón. De pronto un día  me llama un compañero y me dice que en El Bulli necesitaban gente para trabajar con los sumilleres. Allí fue cuando realmente descubrí lo bonito que es este mundo.

¿Cómo ha sido tu aprendizaje? ¿Has viajado mucho?

He viajado, pero mucho menos de lo que este mundo requiere, sí que he estudiado mucho. Decidí presentarme al mejor sumiller de España de 2010 porque necesitaba que me valoraran, y tenía que estudiar porque a ese concurso va gente que sabe mucho.

Empecé a leer todo lo habido y por haber, y me fui a Londres a prepararme también, el Master Sumiller. Empiezas a estudiar con mucha motivación, tenacidad, curiosidad y ganas de intentar conocerlo todo.

¿Un sueño que te falte por cumplir en el sector? ¿Algún proyecto?

Quiero viajar. Cuando estudias zonas vinícolas, las pones en contexto y consigues llegar a ese lugar es cuando realmente las entiendes. Me gustaría visitar esos lugares que creo necesitar. Me llama muchísimo la atención el Douro portugués.

Raúl Igual no necesita presentaciones, es una persona sencilla que inspira vino, saber, aprendizaje, esfuerzo y tesón. Cualquier pequeña charla con él se convierte en una delicada clase vinícola, de la que no quieres perderte ni un detalle.

Desde que en 2010 se alzará con el galardón de Mejor Sumiller de España, primer aragonés en conseguirlo, su reconocimiento ha ido creciendo progresivamente, pero antes de ello, no hay que olvidar su paso por restaurantes como “Zalacaín” en Madrid, la “Enoteca Pinchiorri” de Florencia o sus años en el equipo de sumilleres de “El Bulli”.

En 2013, representó a España en el concurso mundial de Sumilleres celebrado en Tokio, en 2015 este turolense entró a formar parte de la Academia Aragonesa de Gastronomía, y un poco más tarde, obtuvo el título “Advanced Sommelier” por The Court of Master Sommeliers en Londres. En 2021 fue galardonado como mejor sumiller de España en los International Wine Challege Merchant Awards. Una inspiradora carrera marcada por su nobleza y por el amor a su tierra.

«Empecé a leer todo lo habido y por haber sobre el vino y me fui a Londres a prepararme el Master Sumiller. Empiezas a estudiar con mucha motivación, tenacidad, curiosidad y ganas de intentar conocerlo todo»

¿A qué sabe Aragón?

Aragón sabe a variedades autóctonas, a garnacha, a macabeo, cariñena, a variedades únicas con personalidad propia en función de cada zona. Algo que es precioso, ya que alguien entrenado es capaz de  diferenciar una garnacha criada en Cariñena, de otra de Somontano, Borja o Calatayud. Esa capacidad de poner en valor estas variedades nuestras, pero además ponerlas en valor en el lugar en el que crecen, es fantástico.

¿Qué opinas de los vinos de Aragón?

A Aragón nos ven que estamos ahí, pero no saben muy bien lo que estamos haciendo. Quizás lo que nos faltaba eran personas como Fernando Mora, Jorge Navascués, Norrel Robertson, personas que de alguna manera están posicionando los vinos en unos niveles astronómicos y que están consiguiendo que se nos identifique fuera de nuestras fronteras.

En Aragón hasta que no se nos reconoce fuera, no reconocemos lo que tenemos aquí dentro. Cuando se reconozcan los vinos de estas personas, entre otros porque hay enólogos fantásticos, es cuando realmente nos daremos cuenta de lo que tenemos. Los que estamos metidos dentro del mundo del vino sabemos que lo estamos haciendo bien y que tenemos un gran potencial.

Una variedad aragonesa imprescindible

Sin  lugar a duda, la garnacha es esa variedad que nos pone en valor. Aunque hay otras como la garnacha blanca, la cariñena o la macabeo que no nos debemos perder. Pero nuestra reina es la garnacha tinta.

Una variedad aragonesa que todavía está por descubrir

Estoy convencido de que la macabeo nos vas a dar grandísimas sorpresas. Es una variedad que nosotros ya lo sabíamos, pero que nos va sorprender.

Reto: define cada una de las Denominaciones de Origen, e Indicaciones Geográficas Protegidas con una palabra.

«Aragón sabe a variedades autóctonas, a garnacha, a macabeo, cariñena, a variedades únicas con personalidad propia en función de cada zona»

«En Aragón, hasta que no se nos reconoce fuera, no reconocemos lo que tenemos dentro»

¿Hay cantera en Aragón?

La parte líquida (coctelería, barista, sumiller, etc.) tiene que desarrollarse y se tiene que reconocer. Hay gente muy buena detrás, pero falta reconocimiento social. La cocina necesita de la sala para un desarrollo completo, por eso, necesitamos a esa cantera.

Por eso creo, que con la próxima generación va a haber un cambio, todavía no lo saben pero van a ser los que pongan en valor la sala.

¿Qué consejo das a tus alumnos?

A mis alumnos siempre les digo que esta es una profesión muy bonita, que permite crecer mucho a nivel personal y profesional, pero que no vale cualquiera para ser camarero o sumiller. Cuanto más conoces y estudias, más disfrutas y más haces disfrutar, por eso tienen que aprender a apreciar y poner en valor en su trabajo.

Cuando entiendes que ser camarero es algo que merece la pena, que es una profesión bonita y que puedes crecer en ella es cuando llegas a ese nivel de comprensión de ser camarero.  La sumillería yo la considero como un arte.

“Tienen que sentirse orgullosos de ser camareros, porque ser camarero en mayúsculas es una profesión preciosa”.

«La parte líquida (coctelería, barista, sumiller,...) tiene que desarrollarse. Hay gente muy buena detrás, pero falta reconocimiento social. La cocina necesita de la sala para un desarrollo completo, por eso necesitamos a esa cantera»

Hace un año con la llegada de la pandemia y el cierre total de los establecimientos no esenciales, Raúl Igual tuvo que cerrar su restaurante, Yain. En su bodega guardaba numerosos vinos ya abiertos, a los que quiso darles salida y compartir con otras personas.

En un tiempo en el que toda la actividad estaba parada, decidió continuar haciendo lo que hacía en su día a día: compartir las bondades y peculiaridades de cada vino, pero esta vez en casa y frente a una pantalla.

Así pues, comenzó a subir a sus redes sociales pequeñas catas divulgativas de alrededor de 5 minutos, en las que también contaba el proyecto que había detrás de cada botella.

Conforme pasaban las semanas, Raúl fue recibiendo botellas de bodegas amigas, que seguían sus catas y querían colaborar con esta acción. Por lo que el sumiller tras realizar la cata online, compartía el vino restante con sus vecinos. Dejaba una botella en la puerta de cada uno de ellos y después quedaban en el balcón para brindar. Recuerda estos días como momentos muy bonitos en los que el vino se convirtió en la unión de la comunidad.

Una iniciativa con múltiples objetivos ya que además de amenizar a sus seguidores, para él suponía contar con 10 minutos de desconexión al día y disfrutar de su pasión. Pero también, quería colaborar con aquellos establecimientos en los que las ventas habían caído y abrir un nuevo canal donde poner en valor sus vinos.

Durante la pandemia, con toda la actividad parada, decidió continuar haciendo lo que hacía en su día a día: compartir las bondades y peculiaridades de cada vino, pero esta vez en casa y frente a una pantalla