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Familia Navascués, una vida en torno al vino de Aragon

Navascués: historia, aroma y sabor a vino

Cuando uno piensa en el apellido Navascués solo le puede venir a la mente una palabra: vino. Y es que esta familia, aragonesa de pura cepa, lleva vinculada al mundo vitivinícola desde hace muchas generaciones y día tras día sigue dejando su estela, sabiduría y saber hacer asesorando a muchas bodegas de Aragón, y fuera de ella, y creando excelentes vinos que luego disfrutamos en nuestras mesas. Ellos son Jesús Navascués, Jorge Navascués y Mariano Navascués.

Aunque la historia viene de lejos, la más próxima a nuestros tiempos es que el amor triunfó entre dos grandes amantes del vino. Precisamente, cuando uno de ellos, Jesús, fue a Requena a estudiar enología. Él, hijo de un maestro bodeguero que trabajaba en la Cooperativa San Juan Bautista -actual Bodegas Aragonesas- procedía del municipio zaragozano de Fuendejalón (Denominación de Origen Protegida Campo de Borja) y ella, María Amparo, hija de una familia muy vinculada al mundo del vino, era del municipio valenciano de Requena (Denominación de Origen Utiel – Requena), donde «cuentan con más viñas de las que sumamos en todo Aragón», advierte Mariano Navascués.

El amor triunfó en tierras valencianas, pero se desarrolló, vivió y se asentó en Cariñena, donde nacieron Jorge y Mariano. El primero ha seguido los pasos de su padre y de su abuelo, donde después de tantos años de experiencia y profesionalidad está siendo considerado como uno de los mejores enólogos de Aragón, y el segundo decidió dedicarse al mundo de la comunicación ya que, tal y como dice, «siempre me ha gustado contar cosas y si están relacionadas con el mundo del vino, mejor. Con mi trabajo ayudo a dar visibilidad a proyectos y a marcas de vinos en Aragón, con vistas a que consigan todos sus propósitos. Como, por ejemplo, hacerse un hueco en el mercado».

Para Jorge, el talento se asocia a juventud y advierte: «Aragón tienen un gran patrimonio de personas con talento. Mi padre me dijo hace años una frase que nunca olvidaré: ‘hay que dar muchas vueltas en España para encontrar una zona como esta en el mundo, tiene un potencial vinícola que no conocemos’. Tenemos que poner en valor el verdadero patrimonio que hay aquí a través de la gente, de la cultura, del paisaje y, sobre todo, de la experiencia. Aragón no son personas de ahora ni de hace diez años. Esta comunidad tiene miles de historias y las personas van y vienen».

»Hay que dar muchas vueltas en España para encontrar una zona como esta en el mundo, tiene un potencial vinícola que no conocemos»

Para los hermanos Navascués, el gran ejemplo de su vida y de su día a día es su padre, Jesús. «Es un hombre que lleva muchas decenas de vendimias acumuladas en la espalda. Asesorando bodegas, desde Cariñena, Somontano, La Rioja, Navarra, Tenerife… Mi padre nos ha dado ejemplo y nos ha inculcado que la constancia, la seriedad y la rigidez en el trabajo son imprescindibles para llevar a cabo todo lo que nos propongamos. Estamos muy orgullosos de él y muy agradecidos de todo lo que nos ha enseñado y nos sigue enseñando cada día. Es una de esas personas que ama tanto el vino que es virtuosa en lo que hace. Mi hermano y mi padre se entienden perfectamente sin usar palabras, hacen un equipazo impresionante», detalla Mariano.

Para la familia Navascués, Aragón «lo es todo». «Es nuestra casa y nuestro ADN. Nuestras venas, como si fueran viñas, están bien enraizadas en esta tierra. Nosotros somos de Cariñena, mi hermano y yo nacimos ahí, y tenemos mucho apego hacia el territorio. Además, por mi trabajo en el programa Chino Chano, de Aragón TV, con el que recorro toda la comunidad, desde hace 13 años, me he dado cuenta de que Aragón más que un territorio es un sentimiento. Para nosotros es el lugar donde vivimos, es el lugar que cuidamos, el lugar que defendemos y el lugar que amamos», ha señalado Mariano.

En cuanto al vino, Jorge dice que Aragón se encuentra en un momento «dulce» y que hay vinos con más visibilidad que nunca.  «Tenemos una unión entre todas las partes del sector que es envidiable para mucha gente. He aprovechado el tiempo del confinamiento para estudiar a todos los gurús de este país y más de uno ha hablado del gran potencial que tiene Aragón. Tenemos cuatro campeones de sumillería de España. Tenemos a dos de los seis Master of Wine que viven en España residiendo en Aragón. Tenemos un potencial por delante muy bonito, porque hacemos vinos que pueden estar a la altura de grandes zonas. Pienso que el momento más dulce de Aragón para que se comunique y se conozca es ahora, por la unión que hay entre las distintas partes del sector y porque se respira optimismo, alegría e ilusión. Además, nos hemos quitado ese complejo de inferioridad que teníamos. Ahora estamos despertando. Si todo eso se puede unir en algo es ahora. Estamos al 10% de donde podemos llegar, pero, sobre todo, sin olvidar de dónde venimos: todo lo que hemos experimentado, vivido y aprendido durante tantos años», ha destacado Jorge Navascués.

Aragón tiene una herencia y un patrimonio vinícola de hace miles de años. Según Jorge, su ADN le ha permitido entender el vino en su contexto y comprender que hay que poner en valor el territorio, pero «para dejárselo a los que vienen detrás». «Aragón está en un momento super bonito para poder abrirnos al mundo, pero sin complejos y constatando que esto es de donde venimos. Hay una frase de Álvaro Palacios que creo que la podemos extrapolar al momento que vive Aragón ahora mismo: ‘nos están esperando’», ha indicado.

En estos momentos, hay en marcha un proyecto, en el que está inmerso Mariano Navascués, vinculado al mundo del vino que puede marcar un antes y un después en la formación vinícola en Aragón: Aragón Wine Experience.

Es una iniciativa que nació con la intención de difundir y fomentar el conocimiento de todos los vinos y las zonas que existen en Aragón, para que la gente los conozca mejor. «Hay una frase muy buena que dice que solo se ama lo que se conoce, así que vamos a conocer los vinos, que así los amaremos más y los podremos defender con más ímpetu», concluye Mariano.

«Aragón, más que un territorio, es un sentimiento. Para nosotros es el lugar donde vivimos, el lugar que cuidamos, el lugar que defendemos y el lugar que amamos»

«Tenemos una unión entre todas las partes del sector del vino que es envidiable para mucha gente. Pienso que el momento más dulce de Aragón para que se comunique y se conozca es ahora»

«Aragón está en un momento super bonito para poder abrirnos al mundo, pero sin complejos y constatando que esto es de donde venimos»